El chileno que busca convertirse en el primer «influencer de completos» del país

Este 23 de mayo se celebra un nuevo «Día del Completo». A propósito de eso, hoy publicamos esta entrevista con el chileno que, a través de Instagram, pretende darle el lugar que se merece a esta preparación nacional.

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Las empanadas son como el asado de carne o los políticos deshonestos: están presentes en toda Latinoamérica y, por lo mismo, no podemos ser tan cara dura para decir que son una cuestión exclusiva de Chile.

Lo que sí es exclusivo de esta autodenominada «copia feliz del Edén» es el completo. Así al menos lo señala el Señor M., el compatriota que busca convertirse en el primer influencer de este platillo en nuestro país. Consciente que el origen está indudablemente en el hot dog estadounidense, el creador de la cuenta de Instagram @eltocomple, asegura que este pan con salchicha, tomate, chucrut, mayo, palta a elección y salsas «es lo último que sustenta la democracia en Chile».

Nuestro encuentro se da en la Sanguchería Póker de San Antonio 168, en pleno centro de Santiago. Pese a que está ubicado al frente del Teatro Municipal -ícono del cuiquerío nacional, pero también lugar de trabajo de bailarines de ballet, músicos de alta cultura y cantantes de la ópera- este no es precisamente un lugar para llegar vestido de pinguino o con corbata tipo humita: más bien es un recinto donde el servicio que se entrega está acorde con lo barato de sus menús.

Él se pide un completo y yo un italiano. Lo que llega más rápido a la mesa son los schop de cerveza, así que hacemos chocar nuestras jarras y bebemos.

El Señor M. es una persona muy particular. Es periodista pero dice que no le gusta dar entrevistas. Tiene 32 años y es oriundo de la Región de Valparaíso. Prefiere un pseudónimo a su nombre real. Dice que no le gusta mucho el contacto físico y a veces pide expresamente que no lo toquen. ¿Por qué? Sólo él sabe. De vez en cuando tose, pero no está resfriado ni nada. Es simpático y es de bromas rápidas, aunque en ocasiones son muy elaboradas, demostrando así que no es la primera vez que las dice.

Nuestra orden llega y la garzona pide disculpas por el retraso. A nosotros poco nos importa, pese a que el hambre nos atacó a los dos. «Hay un poco de completo entre tu mostaza», me regaña luego que yo aplicara una cantidad generosa de esa salsa en mi recién llegado «tomate-palta-mayo». Yo sonrío y le pego una gran mascada. Está realmente rico y se lo hago saber. «Viste, hueón», se limita a decir, demostrando que su carrera como catador de «tocomples» ya le permite diferenciar entre un buen lugar y otro rasca.

La conversación comienza con la frase que habla sobre el completo y la democracia, oración que por cierto me sugiere como título de este escrito. Le pido que explique su teoría.

«Vivimos en un país clasista: hay guetos de clase alta y guetos de clase baja, pero además no hay instancia en que estos dos grupos sociales se mezclen. El completo hace la magia: desde el hueón más cuico hasta el hueón más picante se come uno», filosofa el completolover.

– Hablando de cuicos –me tomo una pausa para dar otro mordisco a mi italiano y seguir masticando por algunos segundos-, ¿qué opinas que los cuicos estén escuchando trap?
– Lo encuentro bacán.

– ¿Qué lo diferencia del fenómeno que ocurrió con la cumbia, cuando todos los cuicos se volcaron a escuchar cumbia haciéndola «ondera» para terminar arruinando a la misma cumbia?
– Es distinto (pausa para dar un mordisco)… Es distinto  porque los músicos de trap, al menos la mayoría, son marginales de verdad.

– ¿Y no hay una relación en que así como los cuicos se apoderaron de la cumbia, se están apoderando del trap, también intenten apoderarse del completo haciéndolo «ondero» para terminar arruinándolo?
– Son cosas distintas. Los cuicos comen completo desde siempre, me consta, y no ha pasado eso. Me consta que comen completos por el Dominó: está en Las Condes y en Paseo Ahumada. Eso no ha arruinado el completo ni de locales como este, ni el casero, ni el de las completadas bailables, ni el de los bingos. Hacer completos caseros es hasta un ritual, porque hay que moler la palta, picar el tomate. Hay cariño en eso, como el que le pone la mamá cuando le hace la comida a uno. Ningún cuico puede arruinar eso.

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Asegura que su misión como promotor del completo no lo obliga a conocer la historia del platillo. Aún así, cuando le pregunto por el origen de todo, él se remonta a una fecha indeterminada «a mediados del siglo pasado, o como los años 40… o antes» (*N de la R= el mito dice que es cerca de 1920), cuando el señor Eduardo Bahamondes Muñoz abrió un local de comida rápida en Plaza de Armas, en lo que hoy conocemos como el Portal Fernández Concha. Ahí, supuestamente, comenzó a vender pan con vienesas, palta, chucrut, mayo, mostaza y otras salsas, cuestión que luego se expandió a todo Chile haciendo de esta preparación un plato realmente típico. Ni él ni yo hicimos la tarea de ir directamente al local «Portal Ex Bahamondes», que sigue en actividad, para consultar por los hijos o familiares de Bahamondes y pedirles a ellos registros que acrediten con documento todo lo que se dice sobre la leyenda. Así se escribe la historia hoy en día: con información de Wikipedia.

–  Si el completo es tan popular como dices, ¿por qué Pablo Neruda no escribió ninguna «oda al completo»?
– No sé qué tan popular era el completo en la época en que él escribió sus odas.

– ¿Qué opinión te merecen las completadas bailables?
– Bonitas. 

– La idea de que los organizadores de completadas bailables pagaran impuestos, ¿qué te parece?
– Es triste porque esa huéa recibió un amplio respaldo de la gente de la derecha. El tema es que en la derecha se viven quejando que uno paga muchos impuestos. Entonces es una contradicción, sobre todo porque quieren hacer pagar a los más pobres. Obviamente estos conchadesumadres no hacen completadas bailables para ayudar a palear el cáncer de la mamá. Siento que la derecha tiene una hueá con lo social porque siempre trata de destruir la organización social. Una completada bailable es igual a la población entera tratando de resolverle el problema a alguien. Por eso me parece bonito. Puede ser ayudar a pagarle la enfermedad a alguien o puede ser para juntar plata para los útiles escolares, la gira de estudios de los cabros… en todas hay un fin cooperativista. Entonces me parece una desfachatez querer cobrar impuestos por esa hueá, cuando se le condonan millones y millones de dólares a las grandes tiendas. Incluso si  juntamos todas las completadas bailables de Chile y las hacemos pagar impuesto, no llegaría ni a la mitad de lo que se ha condonado a las grandes empresas como La Polar o Johnson.

Sabe que tiene 134 seguidores (al momento de publicación de este artículo) y que esa cifra es más bien «melancólica» -por no decir miserable- para el mundo de Instagram. Yo mismo, que soy un Don Nadie, tengo más seguidores que @eltocomple. Pero al Señor M. le da igual: su idea no es ganar plata con esto, aunque agradecería si es que algún día alguna cadena de completos le permitiera dar mascadas gratis a un pan con vienesa y algo más. De todas formas, recalca, ese no es su objetivo: la idea es que la gente comparta sus historias en torno al platillo en cuestión.

– ¿Por qué tanto misterio con tu identidad?
– Es que yo quiero rescatar el completo, no quiero hacerme famoso yo. Lo que quiero es homenajear al completo, que me parece noble. Por ahí leí una vez que es tan versátil que, con un schop, el completo es hueveo, pero con un té, es una once preparada por la mamá. 

– Generalmente cuando uno piensa en un influencer, se imagina a una persona famosa, una modelo o alguien de la tele promocionando uno u otro producto: un celular, un producto de belleza, ¿no te parece rasca ser «influencer de completos»?
– No. Lo que pasa es que la prensa chilena tiene un especial talento para chacrear las hueás, entre eso, el término «influencer». Un influencer puede ser hasta tu mamá. Un influencer es la persona que te ayuda a tomar una decisión, una persona en lo que la gente cree. Lo que yo quiero -y quizás va a sonar muy auspiciosa la palabra- es ser una enciclopedia del completo. No sé la historiografía del completo, no quiero responder ‘oye, de dónde viene el completo’. Yo quiero que me pregunten ‘qué completo recomenday’ y yo quiero decir ‘este y este otro’. 

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